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30 Se levantó aquella noche el faraón junto con sus cortesanos y todos los egipcios, y un alarido inmenso se oyó en todo Egipto porque no había casa en donde no hubiera algún muerto. 31 Esa misma noche el faraón mandó llamar a Moisés y Aarón para decirles:

— Marchénse, aléjense de mi gente; ustedes y todos los israelitas vayan a ofrecer culto al Señor, como lo pidieron. 32 Lleven también con ustedes las ovejas y las vacas, como querían, y márchense. Y rueguen por mí.

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